¿Sabías que parte del patrimonio cultural colombiano vive hoy fuera del país? De Madrid a París, de Austin a Ciudad de México, la diáspora ha llevado consigo historias, sabores, memorias y expresiones que siguen vivas en otros territorios. La Séptima Región en esta nueva etapa propone cinco puertas de entrada para entender cómo los patrimonios culturales colombianos han migrado al mundo. Analizando cómo se mueve, se conserva y se resignifica fuera del país. Cada patrimonio cuenta una historia particular sobre identidad, memoria y diáspora:
Patrimonios precolombinos

Para empezar, La Colección Quimbaya. Conservada en el Museo de América en Madrid, invita a reflexionar sobre las rutas que llevaron estos objetos fuera de Colombia. Su historia abre preguntas sobre la conservación, el valor histórico y el papel que estas piezas tienen hoy en la memoria cultural del país.
Patrimonio bibliográfico
Los archivos personales de Gabriel García Márquez en el Harry Ransom Center de Austin, Texas. Muestran cómo un autor colombiano se convierte en figura global, y cómo la gestión cultural puede garantizar acceso y preservación a largo plazo.

Patrimonio arquitectónico

El Pabellón de Colombia de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Hoy sede del Consulado General de Colombia, representa el patrimonio cultural del país en el exterior. Este edificio revela la forma en que los proyectos diplomáticos han moldeado nuestra memoria y proyección internacional.
Sabores patrimoniales
Entre París, Madrid y Ciudad de México, los sabores colombianos encuentran nuevos territorios. A través de las recetas y las manos que las recrean, la cocina se transforma en un puente de arraigo, memoria y comunidad para quienes migran.

Patrimonios de Danzas colombianas

Finalmente, el cuerpo también es archivo y territorio. Proyectos como Sentimiento Cimarrón en Barcelona encarnan cómo las danzas tradicionales fortalecen la identidad colectiva. Generando comunidad y aportando a la construcción de paz en contextos migrantes.
Desde cada paso y cada ritmo que viaja desde Colombia, la danza extiende nuestras raíces, fortalece la identidad colectiva y construye comunidad en la diáspora.
En cada paso y cada tambor, la diáspora colombiana reconstruye un hogar colectivo lejos de casa.
Estos cinco patrimonios son, en realidad, espejos de la Colombia que habita en el mundo. En cada objeto, receta o movimiento, se guarda la historia de quienes migraron y transformaron la nostalgia en creación cultural.
Si quieres conocer más sobre estos patrimonios, no te pierdas los encuentros virtuales que realizaremos en octubre. Muy pronto encontrarás más información en las redes sociales de Crisol de Culturas.

